sábado, 21 de enero de 2012

Sálvese quien pueda

A mí no me gustan mucho los cruceros. Es verdad que una vez hice uno, pero fue en acto de servicio, es decir, que fui por trabajo. Me enviaron a hacer un reportaje de la botadura del Liberty of the seas, un coloso de diecinueve pisos y una superficie tres veces mayor que un campo de fútbol. El invento salía de Southampton, lo mismo que el Titanic, y aquello daba algo de mal rollo porque el bicho en cuestión era en ese momento el más grande del mundo. Supongo que la cosa habrá cambiado, porque con los cruceros pasa igual que con los alijos de droga: siempre aparece uno que deja pequeño al anterior. El caso es que una horas después de subir a bordo nos dijeron que iban a hacer un simulacro de evacuación, por si acaso alguien había olvidado que el barco podía irse a pique en cualquier momento. Y allí subimos todos, con nuestros chalecos salvavidas. Dos mil almas con el artilugio hinchable, algunos acojonados, la mayoría tomándose a chacota las instrucciones de la tripulación que podían salvarnos la vida si la cosa se ponía fea. Nos explicaron como se entraba en las lanchas, como se bajaban y como funcionaba todo. Por supuesto, no me enteré de nada, y pensé que si el barco se escoñaba yo me limitaría a esperar quietecita, en el agua, a que alguien viniese a buscarme, porque estaba claro que lo de manipular aquellas barcazas era dificilísimo, y con el miedo y los nervios, peor. Mi fotógrafo y yo nos mirábamos, ambos ridículamente ataviados con los chalecos rojos, pensando al mismo tiempo que más valía que no pasase nada en el viaje, porque todo aquello tenía mala pinta.

Luego, a los periodistas nos llevaron a ver al capitán. Era un noruego alto y resultón, rubio y ancho de espaldas como todos los noruegos que se precien, con unos hermosos ojos azules (como no), que nos aseguró que la travesía iba a ser tranquila y nos explicó como funcionaba aquel barco grande como un demonio mientras yo recordaba las palabras proféticas de aquel marino que, cuando partía el Titanic, tranquilizó a una pasajera asustada diciendo “ni el mismo Dios podría hundir este barco”. Ya sabemos cuál fue el resultado del órdago al Altísimo.

Pensé mucho en el “Liberty of the seas” y en el capitán noruego y rubiales cuando se hundió el “Costa Concordia” y el capitán Schetinno dio el do de pecho. Porque las circunstancias del naufragio del Concordia podrían haber sido pergeñadas por los guionistas de todas las entregas de “Aterriza como puedas”. El capitán macarra – mi noruego tenía mucha mejor pinta que el comandante italiano - , la idea de aproximarse a tierra para hacer una gracia, el leñazo contra las rocas, el sindiós de la evacuación y la huida del jefe de pista. Por si fuera poco, el tipo se defendió diciendo que se había caído en una barca, como aquella señora que robó un jamón en Carrefour y dijo que le había salido de premio en un bote de detergente. Y no acabó ahí la cosa, no. Resulta que Schettino se había llevado compañía para el viaje, y cuando se desgraciaron contra las rocas el hombre estaba de cuchipanda y bebercio con una señorita moldava que, a estas alturas, todavía no se sabe si era camarera, bailarina o agente de la propiedad inmobiliaria, pero que había subido al barco sin contrato ni billete.

Luego, no sé por qué razón, la desgracia del Costa Concordia se convirtió también en un compendió de mezquindades humanas: se pisaba a tullidos, se daban codazos para subir a las barcas, se arrebataban chalecos salvavidas... en fin, el horror. A todo esto, cada uno contaba la aventura con toda traquilidad, como presumiendo de haber salido indemne sin preocuparse por no haber ayudado: "pues salí como pude, a codazos y a golpes"... "si no empujo a unos japoneses muy torpes, me quedo allí". Mi preferido es un chaval que relataba como había sido la última persona en ver a una de las víctimas: "Le dije, salta, salta, y como no se atrevía, salté yo y lo dejé allí". Al parecer, el pobre hombre que no quería saltar tenía setenta años, era autista y estaba de vacaciones con su familia. Chúpate esa.

A mí, repito, no me gustan los cruceros. Entre otras cosas, porque la fórmula de diversión comunitaria me horripila: quiero divertirme cuando me dé la gana, y no bajo las arengas de ningún animador. Si a esto le unimos que todo sucede rodeados de agua y con poca escapatoria, y que cuando se toca tierra hay que ir a toda leche, como en las excursiones que contaba Gila, casi prefiero pasar una semana en la cárcel de Bonxe que a bordo de un crucero vacacional: en la cárcel, por lo menos, seguro que te dejan en paz unas cuantas horas al día. Pero lo del Costa Concordia no fue un crucero: fue un viaje húmedo e infernal por el mapa del disparate.

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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

comentaba un capitan de marina mercante que realmente se trata de hoteles flotantes,como si coges un hotel de sus cimientos y lo colocas sobre algo que flote !y a navegar!,y que dentro puedes encontrar cualquier cosa... menos marineros

bueno tambien lo de fraga fue en tiempos el turismo;te puede gustar mas o menos,ya se sabe pero estar eso tambien se sabe estuvo hasta el final sin dejar escapar el bulto,y no enredando sino trabajando.Aunque prefieras las de otro tipo o cariz diferente como es mi caso pero vamos tampoco me pidio nadie mi opinion hoy,decía que a lo mejor tuvo eso que viste tanto en estos tiempos gurtelianos y otras cosas,eso que puede llevar el mas pelado iletrado o desheredado,lo que tambien los rockeros llaman actitud o "actitud"
et sit transit gloria mundi

http://www.bing.com/videos/search?q=dont+look+back+in+anger&qpvt=dont+look+back+in+anger&mid=846268429FBCAC1F9B22846268429FBCAC1F9B22&FORM=LKVR4

21 de enero de 2012, 14:37  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Pensando en barcos,he estado pensando en esa chica creo que de nacionalidad neozelandesa que acaba de terminar la vuelta al mundo navegando en solitario;pienso esto comparandolo con la actitud de pavor y desconcierto de todo un pasaje que se ve inerme y aterrado y que se lamenta de "haberlo perdido todo" "joyas maletas ,todo".La prensa destaca el hecho de que se le prohibio el atraque en puertos españoles,no me he aclarado con el motivo,si es por ser menor de edad pero ateniendose a que ley en concreto,si lo consideran un peligro para ella misma o para los demas navegantes,si es por alguna normativa maritima que exige ser mayor de edad para gobernar un barco,la cuestion es que me parece una aventura de las grandes.La imagino interpretando los elementos y racionando hasta el sueño.Pienso en las veces en que saliendome de la norma he encontrado mucho mas claros los limites y el porque de los limites,que es como mejor aprendes las cosas,pienso en esas pequeñas odiseas que en un momento u otro me lance a probar y abandonando el rebaño llegue a encontrar algo valioso casi siempre ha ido parejo alguna decepción,una leche o una renuncia a establecer y entonces poner un nuevo limite sin mas apoyo que el propio entendimiento y lo recien aprendido,que despues se convierte en un triunfo de una forma extraña,pero tambien algo parecido a la gozosa e incomparable sensacion de libertad.Estas cosas se me ocurren casi siempre os lunes,con las viejas incertidumbre y miedos recien lavados para la semana.A mi si es por motivos de edad el viaje de la joven,que se ve equilibrada y serena en la foto sobre su barco me parece muy instructivo,vamos de un clasicismo con reminiscencias griegas.Tambien es curioso que la gente que he conocido joven que han tenido biografias atipicas despues tienen siempre un ansia de normalidad casi doloroso,en fin que habra un termino medio,pero despues de esas pequeñas desviaciones con vuelta,pienso que creas como un espacio,y en ese espacio unas toneladas de miedo han desaparecido y por ello ganas en facilidad para convivir con los demas en un espacio que no es de nadie y de todos,y los peligros dan risa y la risa es muy sana,se me ocurre viendo como pasan los años y se sigue promoviendo lo de siempre seguridad y un espacio propio y seguro,guardado reciprocamente por uno mismo y el rebaño al que cree pertenecer.Es que es lunes,otro lunes. Y ademas alguien te espea siempre aunque sea un fumarel en similares trances.ole la chavalita

23 de enero de 2012, 19:41  

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