domingo, 18 de abril de 2010

Los niños llamados

Siempre he pensado que adoptar a un niño implica un acto de amor mucho más firme que el de engendrarlo y tenerlo. Los hijos de dos grandes amigas son adoptados, y he conocido de cerca la lucha sin cuartel que supuso para las dos el hacerlo suyos. Comparti con mis amigas las dudas, los miedos, la espera interminable, una burocracia que parecía sacada de un cuento de kafka.

Las historias de mis amigas tvieron un final feliz, y pudieron recoger a sus niños. Uno estaba en un orfanato de una ciudad rusa. El otro, en un hospicio de Katmandú. Ambos habían sido abandonados por sus padres, y ambos empezaron en Madrid una vida nueva, llena de afecto y de oportunidades. No sé si algún día entenderán las suerte que tuvieron.

Iniciar un proceso de adopción es una tarea titánica que no todo el mundo es capaz de asumir. Supongo que quien se embarca en un viaje así lo hace después de pensarlo mucho, de darle cincuenta mil vueltas, de sopesar pros y contras. Además, el tiempo de espera hasta que llega el niño es tan largo que uno tiene mil ocasiones para echarse atrás. Para pensárselo mejor.

Algunos no lo hacen. O sí, pero son tan descerebrados que piensan que se van a traer a un cactus de esos que se colocan en cualquier sitio de la casa y con regarlos malamente una vez al mes resisten, tan felices. Ess son los que luego forman ese 1,5 por ciento de padres adoptivos que devuelven a los niños porque la experiencia no es tan maravillosa como ellos esperaban.

No digo que no haya algún caso extremo. Recuerdo el de una desdichada pareja que adoptó a dos hermanos rusos que se revelaron como perfectos ejemplos de delicnuentes juveniles. Los dos prendas, ya entraditos en años, eran extremadamente violentos. Sus padres tuvieron que devolverlos.

Pero ejemplos como ese no pueden conformar el 1,5 por ciento de las adopciones. Hace tiempo, una funcionaria que trabaja en los servicios sociales gallegos me contaba el caso horripilante de un matrimonio de médicos que habían adoptado a dos hermanos, muy pequeños los dos. Seis meses después de que los niños entrasen en casa, los devolvieron porque daban mucho trabajo. Eso era todo. No eran dos asesinos, ni dos psicópatas, ni dos navajeros. Eran dos chiquillos que lloraban, se peleaban, se ponían malitos, pedían agua a gritos a las cinco de la mañana y se negaban a comer acelgas.

Vamos, lo que llevan haciendo los niños desde que el mundo es mundo.

Pero aquella pareja de hijos de puta se quejaban de la lata que les estaban dando los chavales. Los imbéciles debían pensar que habían adoptado una pareja de hamsters que sólo necesitaban agua, pienso y una rueda de plástico bien engrasada para entretenerse.

Y los pusieron en manos de los servicios sociales.

Lo que yo creo es que en casos como este la administración debería tener derecho a reclamar a los padres de quita y por los gastos de manutención y estudios de los niños develtos hasta que estos estuviesen en condiciones de mantenerse. No tiene sentido que alguien se empeñe en traerse a un niño desde el culo del mundo para luego desentenderse de él.

La semana pasada, una americana devolvió a rusia el niño que acababa de adoptar aduciendo que se portaba fatal. El crío tenía seis años, así que, por mal que se portara, tampoco iba a ser el Petiso Orejudo. Pero la muy madraza lo metió solo en un avión y lo mandó de vuelta a su patria chica.

Hoy, en El Mundo, se recogía el testimonio de un foro de internet en donde una miserable pedía una solución para su caso: ella y su marido tenían dos niños adoptados. Se habían divorciado y habían rehecho sus vidas respectivas. Ambos tenían hijos con sus nuevas parejas, y hete aquí que ahora los adoptaditos les estorban a los dos. Esa tía despreciable, Mariola se llamaba, decía que el estado "tenía que darle una solución a su problema".

Una solución, dice. A mí se me ocurren varias para ese tipo de personas, pero ninguna de ella es legal.

Lo que yo me pregunto ahora es ¿a dónde se devuelve a los padres como Mariola?

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domingo, 11 de abril de 2010

Varsovia

Viajé a Varsovia en el verano de 2003. Me pareció una ciudad hermosa y triste, como una adolescente huérfana. Varsovia es plácida y moderada. Recuerdo que llegamos cinco horas tarde por cortesía de Swiss Air, que nos hizo perder el enlace en Zurich - vegetamos durante cuatro horas interminables en una absurda terminal del aeropuerto de la que no se podía salir y en la que sólo había una tienda de chocolatinas y un kiosko de prensa sin una sola publicación en español - y nada más dejar las cosas en nuestro hotel salimos en busca de un lugar donde comer algo. Cenamos en la terraza de un restaurante solitario, donde tuvimos la primera prueba de la legendaria amabilidad polaca, y dimos luego un largo paseo por las calles del centro, respirando un aire dulce, como de primavera - estábamos a finales de agosto -y escuchando la misma música callejera que uno imagina que puede oír en las callejuelas de Varsovia.

Convertí Varsovia en uno de los escenarios de "En tiempo de prodigios". Es allí donde suceden los pasajes más luminosos, más esperanzadores de la historiacuando cuatro jóvenes recorren una ciudad intacta y preciosa, aún no devastada por la guerra, mientras intentan entender los misterios del primer amor, del primer desengaño, del futuro que se presenta incierto. Mientras ellos aprenden a vivir, Europa se prepara para aprender a morir. En cuanto a Varsovia, dejará de ser lo que ha sido para convertirse en el recuerdo de otro tiempo. En la ciudad donde no cabrán más lágrimas.

En aquel viaje, a pesar de que era verano, y las terrazas callejeras estaban llenas de gente, encontré que Varsovia flotaba en una pena particular de la que no podíoa sustraerse. Quizá demasiada gente había llorado allí, y las lágrimas y los lamentos se habían convertido en algo físico de lo que era imposible escapar. Uno mira las casas de colores, el verde luminoso de los jardines, la elegante arquitectura de las casas del centro, y quiere creer que la tristeza es sólo una impresión, una manía, un prejuicio. Pero no es cierto. Varsovia es triste. Hermosa y triste, ya lo dije al principio.

De todas las cosas que vi aquellos días, una me impresionó de forma particular, y fue ver rezar a los polacos. He visitado iglesias en diecinueve países, y en ninguno detecté nada parecido al fervor profundísimo de los fieles polacos, que se entregan a la oración con todo el cuerpo, con los gestos, con las manos, con los ojos. Si la oración es en realidad una comunicación con Dios, aquellos hombres, aquellas mujeres, tenían ´sin duda línea directa con él.

Hoy, cuando descendieron del avión los restos mortales del presidente Karcynski,fui testigo otra vez de esa particularísima forma polaca de demostrar devoción. El féretro del dignatario esperaba en una pista del aeropuerto cuando su hija se acercó para besarlo y arodillarse. Luego lo hizo su hermano. Luego, los otros parientes, que formaron un segundo una sobrecogedora cohorte de sobrio dolor, de sufrimiento intenso, que intentaba buscar consuelo en algo tan inasible como la fe. Nada hay tan difícil como echar mano de ella cuando sé tiene el corazón dolorido. Y, sin embargo, los deudos de Kaczynsky parecían estar repitiendo "creo".

Varsovia, la triste, es hoy la ciudad más desolada del mundo, como si la suerte no le permitiese escapar del destino atroz que parece tenerle reservado la historia.

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sábado, 3 de abril de 2010

Leer entre líneas

Hace meses que estoy buscando un apartamento. Sin prisa, pero sin pausa. Un apartamento céntrico, bonito, soleado, alegre, con ascensor y, por supuesto, bien de precio. Así que lo que he iniciado no es una búsqueda de piso, sino un viaje a la utopía.

El piso no lo he encontrado - de momento - pero, a cambio, me he convertido en una experta a la hora de leer entre líneas en los anuncios de las inmobiliarias. A continuación,y por si alguien se embarca en una aventura como la mía, ofrezco unas cuantas interpretaciones de los datos que aparecen en las páginas inmobiliarias de los periódicos:

"Ideal para inversores" quiere decir "aunque tú no estés dispuesto a vivir en esta puta mierda de sitio, eso no significa que no haya algún imbécil al que puedas engañar para que sí lo haga"

"Necesita reforma" es "el piso ha sido arrasado por un incencio y / o una bomba y / o una manada de skin heads rabiosos"

"Interior, muy luminoso" significa "es un cochino zulo con un ventanuco a un patio de cuatro metros cuadrados"

"Distribución original" es otra forma de decir que la cama la tendrás que poner atravesada y que para abrir la puerta es necesario mover el sofá.

"Distribución divertida" es que la cocina está en un armario

"Zona bohemia" es "Navajeros a la salida del portal"

"Decorado de capricho" equivale a "Mi tía la loca se pasó por aquí una temporada y pintó las habitaciones de colores, puso luces en el suelo y colocó azulejos graciosos en la pared"

"Coqueto estudio abuhardillado" significa "Vivienda sólo apta para pigmeos, pitufos o familiares directos de Torrebruno"

"Ascensor aprobado" es "Tendrás que pelearte con toda esta jodida comunidad de tacaños que no quieren gastar un duro en la mejora de los lugares comunes".

"Loft" quiere decir "si te gustan los tabiques, págatelos tú" o "¿qué problema hay en ducharse en medio del salón?"

"Mejor verlo" es "Y luego no digas que no te lo avisamos".

"Finca antigua" quiere decir "la escalera puede venirse abajo en cualquier momento"

"Entorno silencioso" augura que hay una funeraria en la parte de abajo. Sino, en Madrid y en el centro, no se explica.

"Entorno alegre": "Discoteca en las inmediaciones, after hours cercano y botellón asegurado las vísperas de festivo"


Y todo así. Luego viene lode los metros escriturados, útiles, tasados, etc. El otro día mantuve la siguiente conversación con una señora que pretendía convencerme de las bondades de su apartamento.

Yo - Pero entonces¿cuántos metros tiene?

Ella - Metros catastrales,cincuenta y dos.

Yo- Ya. Y eso ¿qué quiere decir?

Ella - Es complicado, porque tiene en cuenta otros valores. En la escritura recoge cuarenta y siete, pero es porque incluye las zonas comunes.

Yo- Vale... Mire, para abreviar ¿en cuántos metros voy a vivir si compro el apartamento?

Ella - Pues calcule unos treinta y dos... más o menos.. treinta, para redondear.


Pedían 240.000 euros por semejante chollo. Claro que fue mejor aquella vez que Marcial y yofuimos a ver un piso que se suponía que tenía 160 metros cuadrados, y nos encontramos con una casa que no tenía ni 100.

" - Oye, pero... - le dije yo a la que nos enseñaba la vivienda - es que el anuncio decía 160 metros.

- Ya, bueno, pero ya se ve que tiene menos."

Con dos cojones, sí señor.

Total, que cuando me pongo a llamar, a visitar, a buscar, acabo agarrándome un cabreo. Por eso he decidido limitar mis operaciones a un día a la semana,preferentemente por la tarde - noche, para que nadie tenga que enfrentarse luego ami frustración y mi rebote tras lidiar con tanto caradura. Marcial no cuenta, claro, poque ya me conoce y sabe cuando estoy de malas pulgas, así que dificilmente puede convertirse en una víctima de mi mosqueo. Pero el señor de la frutería o la quiosquera no tienen ninguna culpade que el mundo esté lleno de jetas, o que la menos todos se crucen conmigo.

Bueno,de jetas y de chalados. Porque el otro día me pasó una cosa inverosímil: a mi cuenta de facebook llegó un mensaje furibundo de un individuo que, al parecer, había solicitado mi amistad en la red social, y al no recibir contestación por mi parte, se despachaba a gusto y me preguntaba si no le había aceptado porque pensaba que era gay.

Chúpate esa

Mi primer arranque fue escribirle una larga carta explicándole que soy una persona tolerante y que tengo muchos amigos homosexuales, pero luego me pareció que aquel tío majara no merecía tanto esfuerzo. Le dije que sólo uso facebook para relacionarme con gente que conozco y que, en principio, ni siquiera abro las solicitudes cuyo remitente no me suena. Luego - no pude evitarlo - añadí que no suelo preocuparme de con quien se acuesta la gente que se relaciona conmigo.

Se me olvidó hacerle al loco de facebook la pregunta del millón:

"¿No estarás intentando vender un apartamento, verdad? Porque es lo único que te falta.

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