Punto final
No sé por qué este año se me está pasando tan rápido, pero me parece increíble que ya estemos en febrero. Cuando era pequeña estaba convencida de que en época de vacaciones le hacían algo a los relojes para que el tiempo anduviese más deprisa, y estos últimos meses tengo la misma sensación. Hace un momento, mi amiga Joanne me preguntó que qué iba a hcer en verano, y me di cuenta de que tampoco falta tanto para las pr´ximas vaciones. En eso debe consistir el hacerse mayor: en el aumento de la velocidad del tiempo. Por cierto, este año cumplo cuarenta. Me aseguran que entraré en crisis, pero de momento sólo pienso en diferentes celebraciones de esos veinte años con veinte años de los que hablaba Serrat.
Leo "El libro de los otros", un volumen de relatos editado por Zadie Smith, que ha reunido a veintiún fabulosos narradores anglosajones. Está editado por Salamandra y lo recomiendo vivamente.
En los digitales encuentro información sobre las cuitas de amor del desdichado Salinger, a quien, la parecer, el cabronazo de Charles Chapli arrebató una novia de juventud. oona O Neill prefirió al cómico capullo antes que al escritor emergente. No sé si arrepintió. Yo, por si acaso, he vuelto a leer "El guardián entre el centeno", para encontrarlo distinto al libro que leí hace más de veinte años, cuando aún quería parecerme a Holdel Caulfield.
Con el año llegan también las charlas y las visitas a otras ciudades para hablar de literatura. El próximo jueves voy a Jaén. El día8 estaré en Melilla, el 9 en Cádiz, el 10 en Jerez, y la semana siguiente en Zaragoza. Me gusta encontrarme con lectores, así que me apetece mucho el plan. Entre medias, viaje de ida y vuelta a barcelona para la entrega del Premio Biblioteca Breve. El nombre del ganador, celosamente guardado, ya se conoce, pues el jurado se reunió hace tiempo. Me pregunto si será algún conocido y el día 7 habrá algo más que celebrar.
Discuto con Marcial sobre la actuación de la jueza angela Murillo, que puso los puntos a Otegi y a su abogada. Marcial, que es seguramente la persona más recta que conozco, dice que la justicia tiene que ser fría, ajena e impasible incluso con los miserables. Puede que tenga razón, pero yo no he estudiado leyes ni me considero la reina de la ecuanimidad, así que me hago fan en Facebook de la jueza Murillo y escucho un complacida aquello de "Por mi mí, como si bebe vino". Por las formas, el tono y el momento, fue como si mandase a Otegi a tomar por culo.
Sobre la mesa, y a la espera de acabar el libro de relatos, em espera una novela que me llama como un imán: "Función en el colegio", de Orio Vergani, editada por Libros del Silencio y con prólogo de Francisco Rico. En cuanto acabe esta entrada, daré fin a los relatos y empezaré la novela. Bendita suerte la de ser dueña de tu tiempo.
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